31 mayo 2019

Illuminatus! Trilogy: La parodia de Ayn Rand

 En anteriores artículos he ido posteando extractos que me parecían interesantes de la trilogía "Illuminatus!", el famoso best-seller de la contracultura publicado en 1975 y nunca traducido al español salvo por un blog argentino. Pero el problema, a veces, es el contexto, y es que nosotros no somos yanquis de esa época y por lo tanto se nos pueden escapar algunas referencias que sus lectores objetivo entendían sin problemas.

Por ejemplo, ¿Cuantos de ustedes saben quien era Ayn Rand? Para resumir les diría que fue una señora que quiso ser la primera filósofa del capitalismo neoliberal, dado que no veía suficientes cimientos filosóficos que sostuvieran el tinglado frente al materialismo dialéctico de Marx (otra cosa es que el capitalismo los necesite), para poder vivir de ello sin dar golpe.

Encontrarán un excelente ensayo sobre ella en el blog Vicisitud y Sordidez: Ayn Rand: Cómo convertir a los freaks en una cuadrilla de gilipollas.

Y una vez entendido el personaje, y que escribió un par de novelas para hacer llegar sus ideas al gran público, es posible adentrarnos en la parodia de una de esas novelas. Si les parece absurda recuerden que el orginal ("La rebelión de Atlas") es igual de absurdo y a día de hoy es el libro favorito de mucha gente neoliberal yanqui.


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Mary Lou compró la decimoséptima o decimoctava novela de Edison Yerby en el aeropuerto, lo cual me vino bien, porque a mi también me encanta leer en los aviones. Buscando alrededor encontré Telémaco Estornudó y pensé ¿Qué demonios? Veamos cómo piensa el adversario. Así que allí estábamos a quince mil metros de altura, a unos cuantos metros de la autora en persona, y yo profundamente sumergido en la metafísica donner-und-blitzen de los Relámpagos de Dios. A diferencia del lamentable austriaco monorcoide Atlanta escribía como si tuviera huevos y expresaba su filosofía en el marco de la ficción en vez de la autobiografía. Rápidamente me había metido hasta el culo en su prosa y me hundía rápidamente. La ficción siempre tuvo ese efecto sobre mí: la compro totalmente, y mis facultades críticas vuelven a funcionar solamente después de haber finalizado la lectura.

Resumiendo, Telémaco Estornudó trata sobre un futuro cercano en el cual nosotros, los sucios, obscenos, anormales, vagos, fumetas, putos anarquistas llevamos la Ley y el Orden de los EEUU a un colapso nervioso. La heroína, Taffy Rhinestone, al igual que Atlanta en el pasado, es miembro de la Liberación Femenina y creyente en el socialismo, el anarquismo, el aborto libre, y el carisma del Che. Luego viene el duro despertar: hay disturbios por comida, estancamiento industrial, reina el saqueo y todo lo que George Wallace nos había advertido... Pero la Corte Suprema, integrada por anarquistas con apellidos terminados en -stein, -farb, o -berger (no hay antisemitismo abiertamente en el libro), continuaba derogando leyes y quitándole derechos a la policía. Finalmente, en el quinto capítulo (el clímax del Libro Uno), la heroína, la pobre Taffy, es violada quince veces consecutivas por un bruto negro superdotado mientras un grupo de policías observa maldiciendo, retorciéndose las manos y echando espuma por la boca porque las leyes de la Corte Suprema no les permiten intervenir.

En el Libro Dos, que sucede un par de años más tarde, las cosas han degenerado aún más, y la polución de las fábricas ha sido reemplazada por una espesa nube de humo de marihuana que cubre toda la nación. La Corte Suprema desapareció, descuartizados por un grupo de Mau-Maus enloquecidos por el LSD que los confundieron con una reunión de la Asociación de Beneficencia de la Policía. El presidente y un sombrío gobierno en el exilio se ocultan en Montreal, viviendo la oscura existencia del emigrado; los Tigres Ciegos, una caricatura apenas disimulada de las Panteras Negras, están aterrorizando a las mujeres blancas en todos lados, desde Bangor hasta Walla Walla; los anarquistas locos hacen abortar por la fuerza a las mujeres, lo deseen o no; y la televisión solo emite propaganda maoísta y películas porno danesas. Las mujeres, por supuesto, son las que más sufren esta pesadilla, y a pesar de todas las lecciones de karate que había tomado, Taffy ha sido violada tantas veces (no solo vaginalmente, si no también oral y analmente) que prácticamente es un banco de esperma andante. Luego viene la gran sorpresa, la violación más monstruosa de todas, cometida por un ario puro de mejillas hundidas, cuerpo largo y delgado, y una cara que nunca cambia de expresión. “Todo es fuego” le dice él cuando finaliza el acto, “nunca lo olvides”. Y desaparece.

Bien, resulta que Taffy se obsesiona con ese personaje y toma la determinación de encontrarlo para transformarlo en un hombre honesto. Mientras tanto, sin embargo, se desarrolla una subtrama que involucra al malvado hermano de Taffy, Jim “Diamante” Rhinestone, un traficante sin escrúpulos que mezcla la hierba con heroína para volver adicto y esclavizar a todo el mundo. Jim Diamante está aliado con los siniestros Tigres Ciegos y con una sociedad secreta, los Iluminados, quienes no pueden consegir el dominio mundial mientras aún queden restos de nacionalismo patriótico y paranoico en los EEUU.

Pero las fuerzas del mal tienen un obstáculo. Se ha formado un grupo secreto y clandestino, que utiliza la cruz como símbolo y hace pintadas en muros de todo el país:

GUARDEN SUS NOTAS DE LA RESERVA FEDERAL, MUCHACHOS, ¡EL ESTADO RENACERÁ!

A menos que dicho grupo no sea desenmascarado y destruido, Jim Diamante no podrá conseguir más adictos al caballo, los Tigres Ciegos no podrán violar a las pocas mujeres blancas que todavía no han encontrado y los Iluminados no conseguirán crear un único gobierno mundial e implantar la dieta monótona de habas de soja en el mundo entero. Pero descubren una pista: el líder de la resistencia es un ario puro de mejillas hundidas, cuerpo largo y delgado, y una cara que nunca cambia de expresión. Es más, tiene el hábito de hablar durante horas sobre Heráclito (lo cual es un truco ingenioso, porque solamente sobrevivieron unas cien sentencias del Filósofo Oscuro... pero resulta que nuestro héroe hace largos comentarios sobre ellas).

En éste punto hay una gran digresión, cuando un grupo de personajes menores aborda un vuelo hacia Ingolstadt. Pronto descubrimos que el piloto está colocado con ácido, el copiloto con hachís de Tánger, y todas las azafatas, además de ser lesbianas, toman speed y su único interés es manosearse entre ellas. Entonces, Atlanta nos lleva a través de la vida de cada uno de los pasajeros, mostrándonos que merecen la catástrofe que está a punto de suceder: Todos, de una manera u otra, han contribuido a crear esa cultura del sexo y la droga al negar la “verdad auto evidente” de alguna frase hermética de Heráclito. Cuando el avión cae en picado sobre el Atlántico Norte, todos los que están a bordo, incluyendo al lisérgico Capitán Clark, reciben su merecido por haber negado que la realidad sea fuego.

Mientras tanto, Taffy ha contratado a un detective privado llamado Mickey “Cócteles” Molotov para dar con el paradero de su violador ario de mejillas hundidas. De cualquier forma, antes de poder zambullirme en esa parte, me preguntaba qué implicaciones sincronísticas habría en la parte previa y llamé a una de las azafatas.

“¿Podría decirme el nombre del piloto, por favor?” pregunté.

(..) Extendí mis brazos, imitando un avión. “Luft Fliegenmacher” repetí, añadiendo “¿Qué tal Luft Piloten, eh?”.

“Es Pilot, no Piloten” dijo, pronunciando las consonantes dentales con mucho énfasis. “Su nombre es Capitán Clark, Heathcliffe Clark”.

Danke - gracias” dije, y volví a Telémaco Estornudó, imaginando al amigo Heathcliffe allá delante cayendo al océano porque simplemente estaba allí, como dijo Mallory. Nada menos que un inglés pilotando un avión boche, lo suficiente como para recordarme que estoy rodeado por los parámetros paradójicos paranoicos paranormales de la sincronicidad. Su Ojo sacerdotal errante. Dios, me enterré de nuevo en la gran épica de Atlanta Hope.

Cócteles Molotov, el detective privado, comenzó a buscar al Gran Violador Americano con una sola pista: un plano arquitectónico que se le había caído del bolsillo mientras violaba a Taffy. El método investigativo de Cócteles es simple y clásico: golpea a todos aquellos que se le cruzan hasta que confiesan o revelan algo que le da una pista. En el camino se encuentra con un tipo esnob y afectado que desarrolla un discurso del estilo de William O. Douglas criticando toda esa brutalidad. Molotov explica, a lo largo de diecisiete páginas (uno de los monólogos más largos que he leído en una novela) que la vida es una batalla entre el Bien y el Mal, y que el mundo moderno está corrompido porque la gente ve las cosas en un espectro rojo-naranja-amarillo-verde-azul-índigo-violeta en vez del definido blanco y negro.

Mientras tanto, por supuesto, todos siguen ocupados follando, drogándose y negándose a invertir sus capitales a favor del crecimiento de las industrias, con lo que EEUU se hunde en lo que Atlanta llama un “depravado caos precapitalista”.

En este punto, otro personaje ingresa en el libro: Howard Corcho, un loco sin una pierna que comanda un submarino llamado Life Eternal y que lucha contra todos (los anarquistas, los comunistas, el cártel de la heroína de Jim "Diamante" Rhinestone, los Tigres Ciegos, los Iluminados, el gobierno de EEUU en el exilio, el movimiento patriótico clandestino aún sin nombre, y los Chicago Cubs) ya que está convencido de que todos ellos sirven de fachada para una ballena blanca de inteligencia sobrehumana que intenta apoderarse del mundo en nombre de los cetáceos (“Ninguna ballena normal puede hacer esto” dice tras ver cada trasmisión televisiva que muestra la decadencia y el caos de América, “¡Excepto una ballena con inteligencia sobrehumana!”). Este tubo de grasa megalómano (la ballena, no Howard Corcho) es responsable del lanzamiento a fines de los 60 del disco Canciones de las Ballenas Azules, que tuvo el efecto hipnótico sobre las personas de volverlas locas, hacerlas consumir drogas, violar y perder la fe en el cristianismo. De hecho, la ballena está detrás de la mayoría de los desarrollos culturales de las décadas recientes, influyendo en las mentes a través del hipnotismo telepático. “Primero nos presentó a W. C. Fields,” grita rabioso ante su inseguro primer oficial, Buck Star, “y luego, cuando las fibras morales de EEUU estaban ya bastante debilitadas, a Liz y Dick, Andy Warhol, y la música rock ¡Ahora, las Canciones de las Ballenas Azules!”. Star se convence de que al Capitán Corcho se le había saltado el corcho cuando perdió su pierna durante una simple intervención para sacarle una uña encarnada del pie, llevada a cabo por un joven podólogo hippie que estaba colocado con mescalina. Esta sospecha aumentaba con la insistencia del viejo marinero malhumorado en utilizar una vieja pierna de corcho en vez de un modelo prostético más moderno, y con su afirmación “¡Nací completamente Corcho, y no voy a morir como tres cuartos de corcho!”.

Luego, en un giro argumental, se nos revela que Corcho no está realmente chiflado. En un encuentro con el ario puro de mejillas hundidas, cuerpo largo y delgado, y una cara que nunca cambia de expresión, descubrimos que el Capitán es un agente del movimiento clandestino, que ahora tiene el nombre Relámpago de Dios, porque Heráclito dijo que Dios se manifestó por primera vez como un relámpago que creó al mundo. En vez de estar dando caza a la gran ballena blanca, como creía la tripulación, el Life Eternal en realidad transporta municiones para el gobierno exiliado de los EEUU y para Relámpago de Dios. Cuando el líder de hundidas mejillas se retira, le dice a Corcho “Recuerda: el camino hacia arriba es el sendero hacia abajo”.

18 mayo 2019

"Yo, Claudio", el "Juego de tronos" de los años 70

La famosa serie "Juego de tronos" está a punto de acabar. No haremos ninguno de esos famosos spoilers, o al menos intentaremos no hacerlo, pero a estas alturas es obligatorio mencionar que la temporada final ha llegado con la polémica de que a muchos fans no les está gustando. Incluso han hecho una recogida de firmas para que la vuelvan a rodar, y creo que llevan un millón de firmas.

¿Qué es lo que no les está gustando? Por un lado que en sólo seis episodios quieran dar carpetazo a todas las tramas abiertas y algunas no acaben de la forma tan épica con la que estos fans soñaban. Por otro lado que un personaje por fin tiene a su alcance lo que siempre ha deseado pero la única forma de conseguirlo y mantenerlo es demostrando una crueldad sin límites. En fin, no vamos a extendernos sobre ello por lo de los spoilers y tal (seguro que este artículo lo lee alguien dentro de 20 años y está empezando a ver la serie, y en ese futuro será delito revelar detalles de una trama) pero ese personaje ha hecho casi lo mismo que casi todos los personajes de la Antigüedad que estuvieron en su situación. Oh, sorpresa, hay situaciones en las que o gobiernas por el terror o te liquidan.

También podríamos reflexionar sobre cuanto derecho tienen los espectadores a quejarse de algo. Por un lado el arte, o la artesanía, o la producción cultural en general, nacen con voluntad de ser accesibles a todo el mundo. Es decir, podrían ser juzgadas por todo el mundo. Pero por otro lado no puedo evitar mencionar aquella vez que con 16 años visité un museo con obras de Van Gogh y el típico tonto de la clase dijo "Eso lo dibuja mi primo pequeño". Es decir, que a lo mejor no todo el mundo debería juzgar porque no está capacitado.

Y lo de exigir cómo debe acabar o transcurrir una serie, película, obra de teatro, o novela... No sé, es ir un paso más allá en la cultura de los "ofendiditos". Usted es un consumidor, si quiere ser un creador haga el favor de crear algo.

Pero bueno, como estos días estoy volviendo a ver la serie "Yo, Claudio" me he animado a compararlas un poco. Hago una búsqueda por la internet y veo que ya se le ha ocurrido antes a otra gente, pero me da lo mismo. No se puede ser original a todas horas. Eso lo sabemos bien todos los creadores.

"Yo, Claudio", es una serie de BBC basada en la novela de Robert Graves, estrenada en España en 1978 y repuesta en 1980 por su gran éxito. Se rumorea un remake de HBO. La serie cuenta la vida del emperador Claudio, empieza con su familia antes de que él naciera y sigue hasta su coronación, reinado, y muerte. Y su familia está llena de movidas, traiciones, envenenamientos, incesto, infidelidad, etc.

La serie era en color, eh

En la época de su estreno llamó la atención por tener más sexo de lo que era habitual en la TV de entonces, del mismo modo que "Juego de tronos" es a veces resumida como "tetas y dragones". Además, sentó las bases de lo que iba a ser un "culebrón familiar". A partir de ahí "Falcon Crest" (con esa Ángela Chaning tan similar a la conspiradora Livia, esposa de Augusto), "Dallas", "Dinastía", "Cristal", y todos esos culebrones hasta "Juego de tronos", que perdonen ustedes si no se han dado cuenta pero también es un culebrón. Con dragones, pero un culebrón con todos los tópicos, y de ahí su éxito.

Claudio, cojo y tartamudo, que parece tonto y su familia desprecia (un poco como el enano Tyrion Lannister), sobrevivirá por parecer inofensivo. Calígula hará de las suyas (un poco como Joffrey Baratheon), y Mesalina le pondrá una cornamenta a Claudio que no tendrá parangón en la Historia de la Humanidad.

¿Hubieran existido los culebrones sin el éxito de las desventuras de esta familia imperial romana? ¿Se hubiera puesto a escribir algo parecido G.R.R. Martin? Pues quizás, pero no serían iguales.

Así pues, cuando acaben de decepcionarse con el último episodio de "Juego de tronos" (o no), vuelvan la vista atrás, a lo viejuno, y disfruten de una serie clásica. Sin presupuesto, sin dragones, sin grandes batallas, pero con todas las intrigas y borrachera de poder que ansían ver.