27 diciembre 2021

La batalla cultural

 En mis artículos sobre el activismo progresista y conservador he hablado de la importancia que dan a sus batallitas culturales, y me he preguntado si estas batallitas valen para algo o son la muestra de que ese activismo está destinado al fracaso y tienen que entretenerse con algo para tener la sensación de que, efectivamente, están en una suerte de batalla.

La solución fácil a este dilema sería reconocer que pueden haber batallas que sirvan para algo y otras que no sirvan para nada.

Y para no hacer este artículo muy largo y centrarme en la parte crítica, voy a hablar de cómo se formaría una de estas batallitas que no sirven para cambiar el mundo aunque lo pretendan.

Por ejemplo, todos estaremos de acuerdo en que el racismo es algo malo y que durante décadas se han usado estereotipos bastante graves para deshumanizar o ridiculizar a cualquier raza que no tuviera suficiente poder para defenderse. Y vamos a tomar como ejemplo los Conguitos, una golosina de cacao (creo) cuya imagen se basaba en caricaturas de personas de raza negra, algo que en los años 60 (por decir una fecha) podía resultar "simpático" porque no habían muchos niños a los que les pudieran llamar "conguito" en clase para insultarles, pero que hoy en día al haber más niños (o adultos) que pueden sufrir este trato resulta una imagen más "antipática".

Un cambio de marca, de imagen, resulta beneficioso a estas alturas de la vida, tanto para los propios fabricantes como para cualquier persona que o bien sea negra o bien tenga un mínimo de sentido común. 

Pero de repente aparece una batalla cultural sobre el tema. Y en principio no me parece mal que el activismo contra el racismo arremeta contra los Conguitos, el problema está en si eso es lo único que estamos viendo que hagan. Ya que, como batalla cultural, no vale para nada, durante unos años la gente que se acuerde de los Conguitos lo puede seguir usando como insulto, y cuando ya se hayan olvidado y las nuevas generaciones no sepan ni lo que era también dará igual porque habrá una docena de insultos más y de memes y de caricaturas con las que hacer exactamente el mismo daño.

Entonces lo que veo es a gente que puede tener muy buena intención pero que no se les ocurre ninguna forma efectiva de luchar contra el racismo, y esa impotencia lleva a vender como la batalla del siglo algo que tendrá muy poco efecto porque es lo único que van a hacer. Y por otro lado el activismo conservador va a tomar los Conguitos como bandera y dar su propia batalla cultural siempre a rebufo del progresismo, porque en su incapacidad sólo saben estar siempre a la contra.

Otro ejemplo: Inventar lenguaje inclusivo para acabar con el machismo. No se nos ocurre nada efectivo y pensamos que actuando sobre el lenguaje cambiaremos la realidad, idealismo filosófico a tope, sin caer en la cuenta de que hay varios idiomas sin genéro y sus hablantes han sido igual de machistas que el resto.

Lo lógico es que cuando cambia la realidad cambia el lenguaje. Por ejemplo, hace unas décadas el diccionario daba como definición de "alcaldesa" la mujer del alcalde. Porque no había ninguna mujer con ese cargo. Cuando empezaron a haber mujeres alcadesas se tuvo que cambiar, porque la gente le daba otro uso. Por eso es una tontería cambiar el lenguaje y se debe cambiar la realidad, pero claro, eso cuesta más trabajo.

De todos modos no es malo ser inclusivos, es sólo que inventar una jerga con la "e" que sólo servirá para reconocerse entre los miembros de una subcultura es muy poco práctico. De nuevo la reacción conservadora es aún más ridícula, usando palabras masculinas para intentar "hacer rabiar" a mujeres y demostrando falta de cultura y de educación.

Debe ser duro ser reaccionario y estar siempre atentos a ver contra qué toca reaccionar esta vez. Me sigue resultando curioso que esta gente crea estar rebelándose contra un orden progresista cuando lo único que hacen es rebelarse contra todo cambio del orden actual. Pero bueno, mentalidad de trinchera, de secta, alimentada a través de canales de Telegram.

Una moda reciente del activismo conservador es intentar robar referentes a la izquierda. Como ellos no tienen apenas referentes, o no los suficientes, o no lo bastante populares, tratan de apropiarse de lo ajeno y hacer interpretaciones rocambolescas de películas o personajes. Por ejemplo, un partido de derechas puede decir que el poeta Lorca les votaría a ellos. Es absurdo, es estúpido, es su forma de actuar. Tal vez buscando ese "hacer rabiar" al enemigo. Lo mejor es tratarles como payasos y no discutir mucho, o quizás robarles a ellos los referentes y decir que Blas de Lezo sería como Echenique.

Otros intentos de apropiación absurdos son decir que "Parásitos" critica el comunismo, cuando su propio creador ha dicho que critica al capitalismo. Lo mismo con "El juego del calamar", o "Matrix", o "V de Vendetta", o cualquier cosa que esté de moda. Falta de comprensión o ganas de hacer el tonto, ustedes deciden, pero como batalla cultural no les veo nada de futuro. Bueno, excepto en lo de la pastilla roja de Matrix dentro de la machitoesfera, que aunque lo entendieron mal se ha convertido en un concepto de mucho éxito. Ey, deberíamos "robarles" el concepto.

En fin, un modelo de activismo copiado de EEUU, como tantas cosas, que sólo sirve para que la gente crea que está luchando por cosas muy importantes. Para señalar la propia virtud y destacar en sus redes, pedir dineros con cibermendicidad y mecenazgos, señalar a los desafectos que si no se apuntan a esa lucha es porque son tibios o enemigos, calmar las ansias de mejorar el mundo y desviarlas hacia pérdidas de tiempo.

Quedan fuera de este análisis las batallas culturales que sí son importantes. No he querido decir que todas sean un fracaso. Ustedes ya sabrán discernir las buenas de las malas.

26 diciembre 2021

La evolución de James Bond

 Pues este vídeo dice casi lo mismo que mi artículo del mes pasado, pero con imágenes y chistes.