25 junio 2011

Moisés

Según la tradición los primeros libros de la Biblia fueron escritos por el propio Moisés, pero desaparecieron y fueron hallados casualmente por unos sacerdotes durante el reinado de Josías (siglo VII a. de C.). A partir de estos escritos, que casualmente eran muy favorables al estatus del rey y de los sacerdotes, y de leyendas orales se fue construyendo la Biblia actual. Con el tiempo y circunstancias políticas cambiantes se añadieron textos contrarios a la realeza. La Biblia es un poco contradictoria, como cabe esperar en una colección de cosas escritas por varias personas en varias épocas.

Cuenta la leyenda que Moisés fue abandonado por sus verdaderos padres en una cesta y hallado por la hija de un faraón egipcio del que no se da el nombre. La leyenda del abandono en cesta fue usada mil años antes por el usurpador Sargón de Agadé para ocultar su verdadero origen.

Según la teoría de Robert Graves en su novela "Historia de Eliseo y la sunamita" Moisés podría haber sido hijo de un hijo del faraón (el cual como heredero estaría casado con su hermana, según tradición egipcia, aunque en realidad tenían hijos con sus concubinas) y de una concubina israelita. Como no hablaba bien el hebreo usaba a un intérprete para hablar con los israelitas (la tradición supone, en cambio, que Aarón hablaba en su lugar porque Moisés tartamudeaba).



Moisés huye al desierto por haber matado a un hombre. Allí recibe la protección de un sacerdote madianita y se convierte al culto de un desconocido dios del desierto, el cual le habla desde una zarza ardiente y le promete rescatar a los israelitas. Este rescate incluye una serie de plagas y peripecias varias, que culmina con el faraón dejando marchar a los israelitas. Moisés dicta unas leyes a su pueblo ("Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe (...) No guisarás el cabrito con la leche de su madre.") y marcha a meditar a una montaña de la que volverá con las famosas Tablas de la Ley.


Entretanto, el libro del Éxodo nos cuenta que los israelitas fundieron el oro que tenían para hacerse una imagen de un becerro (probablemente del dios egipcio Apis). Moisés regresa y ve que la gente ha dado la espalda a su dios del desierto. Selecciona a sus fieles y les ordena matar a 3.000 hombres en castigo.

26 Púsose Moisés á la puerta del real, y dijo: ¿Quién es de Jehová? júntese conmigo. Y juntáronse con él todos los hijos de Leví. 27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo: pasad y volved de puerta á puerta por el campo, y matad cada uno á su hermano, y á su amigo, y á su pariente. 28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés: y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. 29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado á Jehová, porque cada uno se ha consagrado en su hijo, y en su hermano, para que dé él hoy bendición sobre vosotros.   (Exodo 32, 26:29, traducción Reina-Valera)
Eran tiempos en los que matar gente era lo normal. En una guerra posterior el dios de Moisés ordena que los prisioneros varones sean ejecutados, incluyendo niños. De las mujeres ordena ejecutar a las que no sean vírgenes, y sólo se conserve con vida a las vírgenes, que los guerreros se reservarán como esclavas para su uso y disfrute.

7 Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó á Moisés, y mataron á todo varón. 8 Mataron también, entre los muertos de ellos, á los reyes de Madián: Evi, y Recem, y Zur, y Hur, y Reba, cinco reyes de Madián; á Balaam también, hijo de Beor, mataron á cuchillo. 9 Y llevaron cautivas los hijos de Israel las mujeres de los Madianitas, y sus chiquitos y todas sus bestias, y todos sus ganados; y arrebataron toda su hacienda. 10 Y abrasaron con fuego todas sus ciudades, aldeas y castillos. 11 Y tomaron todo el despojo, y toda la presa, así de hombres como de bestias. 12 Y trajeron á Moisés, y á Eleazar el sacerdote, y á la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y la presa y los despojos, al campo en los llanos de Moab, que están junto al Jordán de Jericó. 13 Y salieron Moisés y Eleazar el sacerdote, y todos los príncipes de la congregación, á recibirlos fuera del campo. 14 Y enojóse Moisés contra los capitanes del ejército, contra los tribunos y centuriones que volvían de la guerra; 15 Y díjoles Moisés: ¿Todas las mujeres habéis reservado? 16 He aquí ellas fueron á los hijos de Israel, por consejo de Balaam, para causar prevaricación contra Jehová en el negocio de Peor; por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová. 17 Matad pues ahora todos los varones entre los niños: matad también toda mujer que haya conocido varón carnalmente. 18 Y todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido ayuntamiento de varón, os reservaréis vivas.
(Números 31, 7:18, traducción Reina-Valera)

Las matanzas y violaciones se suceden. Cuando los bárbaros germanos se convirtieron al cristianismo y tradujeron la Biblia al lenguaje godo el obispo Ulfilas decidió suprimir algunas partes por considerarlas demasiado violentas.

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