En la Antigüedad hubieron muchos artistas representando dioses y personajes mitológicos en diversos medios físicos. Quizás en cierto momento se llegó a una discusión;
"tu Zeus no tiene la misma cara que el mío, no lo has esculpido correctamente, yo sé que Zeus tiene este careto". Y el otro replicaba
"ke ise loco, k ese no e Zeus, k s Poseidón, k son ermanos i se paresen".
La solución era obvia, si tiene los atributos de Zeus es Zeus. Así que si el tipo con barba tiene el cetro y el águila es Zeus, y si lleva tridente es Poseidón.
Con el tiempo llegó la hora de usar modelos reales para posar, y de que gente poderosa quisiera un retrato con atributos divinos o heroicos.
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Emperador Cómodo con los atributos de Hércules; maza de olivo, y piel de león. |
El tiempo siguió pasando, y el cristianismo trajo una legión de santos que representar gráficamente. Y de nuevo se llegó a la técnica de otorgarles atributos para que los artistas y su público lo tuvieran más fácil.
Con los mártires era sencillo, se les sitúa en el momento del martirio con los instrumentos de tortura y muerte. Otros tienen asociaciones más complejas, como San Jerónimo con una calavera. Si sale un tipo con barba y una calavera, es San Jerónimo.
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Yorick! |
Y el tiempo siguió pasando, llegamos al siglo XX, que es el mejor siglo de todos, y aparecen los comics de superhéroes. Y volvemos al mismo problema de identificación del sujeto, así que se les dan unos atributos, que suelen ser el uniforme. Si sale un tipo con capa y una S en el pecho, es Superman, lleve o no los calzoncillos por fuera.
Y así concluye la reflexión cultural de hoy.
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