El problema para expandirse fuera de la Tierra viene siendo que los humanos están evolucionados en el planeta Tierra, y no están adaptados a vivir fuera de él.
En las películas de ciencia-ficción siempre aparecen planetas con gravedad terrestre. Claro, es más fácil para rodar. Y dentro de las naves espaciales también se disfruta de gravedad igual a la terrestre. Y cuando salen alinígenas inteligentes son actores disfrazados, que sale más barato... Pues bien, es bastante complicado encontrar planetas con la misma gravedad que la Tierra. En nuestro sistema solar, los mejores planetas para instalarse aparte del nuestro son Venus (un 90% de la gravedad terrestre) y Marte (un tercio de la gravedad terrestre), y Venus es un infierno por su aire venenoso y corrosivo, su temperatura, y sus altas presiones que aplastarían como un huevo nuestro organismo. Eso sí, se podrían montar ciudades que flotasen en las nubes.
Humanos, el resultado de millones de años de evolución terrestre |
En cuanto a aprovechar la parte buena de las radiaciones solares los mejores puntos de colonización serían los llamados "Puntos de Lagrange", donde la gravedad de la Tierra y el Sol se compensarían creando zonas donde una estación espacial no caería ni contra la Tierra ni contra el Sol.
Sobre la parte mala de las radiaciones, pues que tuvieran protecciones de plomo o lo que fuera necesario. Las estaciones podrían funcionar como un "toro de Stanford" que al rotar produjera un efecto similar al de la gravedad. Si se consigue un soporte vital eficiente (oxígeno, reciclaje de residuos orgánicos, etc.) ya sólo habría que preocuparse de que los asteroides no pasen cerca y choquen.
Llenando los puntos de Lagrange Tierra-Sol de toroides de estos se podría colonizar el espacio. Lo de colonizar otros planetas vendría más tarde. De hecho, si la colonización del espacio fuese eficiente podríamos llegar a pensar que vivir en planetas es una idea bastante caprichosa que no ofrece tantas ventajas. No haría falta invertir décadas y recursos en terraformar Marte o Venus.
Pero lo que de verdad arreglaría el problema sería modificar a los seres humanos, que son el gran problema. Transhumanismo. Ingeniería genética a tope, nanotecnología en la sangre, lo que haga falta para que la gravedad y el frío del cosmos deje de ser un problema.
Por muchas películas de ciencia-ficción que hayamos visto, nuestros desciendientes que colonizarían esos planetas lejanos no serían humanos como nosotros.
En esta película saldrá un toro de Stanford |
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