Las señales están ahí. Nos queda un año para el Fín del Mundo, o algo parecido. Están ahí para quien quiera verlas: España ha votado un presidente que no tiene una Z en ambos apellidos, Fabio Mcnamara (famoso por decir que Almodóvar tenía un miembro muy grande y le hacía daño) se ha convertido al catolicismo, hay un presidente negro en la Casa Blanca (como en Deep Impact, que caía un meteorito), Mecano amenaza con volver, se han cargado a Gadafi que siempre estaba allí y era como parte del paisaje, hay conflictos en Oriente Medio (bueno, en realidad los hay desde 1947 por lo menos), van a estrenar una segunda parte de GI Joe...
Los dioses mayas echan de menos la sangre de los sacrificios humanos. La civilización se desmorona, las librerías correrán la misma suerte que los video-clubs gracias al pirateo mientras cientos de twiteros analfabetos lo celebran con muchas faltas de ortografía, y nos encaminamos a una nueva Edad Oscura con señores feudales donde sólo habrán ejércitos privados, educación privada, y sanidad privada.
Y todo porque el calendario maya acaba uno de sus ciclos en diciembre de 2012 y comienza otro. Bueno, ahora ha salido un tal Andreas Fuls que dice que el calendario maya estaba mal calculado por los europeos y en realidad teníamos un desfase de 208 años, con lo que finalizará su ciclo en el 2220.
20 diciembre 2011
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