Alberto Ruíz-Gallardón, nombrado ministro de justicia en el gobierno de Rajoy... Era un tipo que tenía buena imagen antaño, debido a una especie de alianza con los medios del grupo PRISA (progres y afines al PSOE). Pero era todo fachada. A Gallardón sólo le mueve la ambición personal y parece que no crée realmente en nada.
La justicia se vuelve más cara. No es que antes fuese totalmente gratuíta, pero ahora va a costar más dinero por medio de tasas.
Esto nos puede llevar a una situación un poco medieval. Pensemos un poco, exageremos tal vez otro poco. Pongamos a 1000 euros el derecho a poner una denuncia. Si resolver las disputas por medio de los tribunales nos va a salir caro... ¿No sería más atractivo resolverlas sin tribunales ni jueces de por medio?
El juicio de Dios, amigos. Esa es la solución. ¿Cómo demostrar que alguien dice la verdad? Que meta la mano en un caldero de aceite hirviendo a ver si sale entera. Dios hará que salga entera si dice la verdad, por supuesto.
O si no, mejor aún, un duelo a muerte... O no seamos tan brutos, que sea a primera sangre. A partir de ahora todo el mundo a la calle con una navaja homologada en longitud y peso, y si hay que resolver una injuria, un retraso en el alquiler, una multa de tráfico, un problema laboral, la custodia de los hijos en un divorcio... Se resuelve a navajazos y punto.
La justicia privada. En la Edad Media funcionaba así. El acusado se defendía a sí mismo sin abogados, y el acusador tenía derecho a exigir una compensación o castigar al acusado según la ley del ojo por ojo. Luego llegaron las moderneces, pero Gallardón ha venido a ponernos en el buen camino, el que lleva a la privatización de la justicia y las venganzas medievales.
¿He dicho venganza? Quería decir justicia, que en la mayoría de mentes simiescas no hay diferencia.
Pero... ¿Y las mujeres y los niños? Por su menor fuerza estarán a merced de los hombres en un mundo de duelos a navaja...
Vamos, no hace falta mucha fuerza para manejar una navaja, cualquier mujer o niño podría. Y si no, que se pongan bajo la protección de un hombre, como se ha hecho toda la vida. Afganistán es un buen ejemplo. Gallardón podría pasar unos años allí estudiando el código de honor de los pashtún. Y con un poco de suerte incluso podría participar en un par de duelos, y volver con... o no volver...
Pero claro, todo esto para los que no tengan dinero. Los que puedan pagar las tasas tendrán derecho a la justicia del rey. Y ya puestos podríamos clasificar a la gente por castas; por un lado las personas de verdad, con dinero y derechos, y luego los parias que lo resuelvan todo a navajazos. Lucha de clases de la de toda la vida, los de arriba contra los de abajo.
Privatizar la justicia es una idea fascinante. Hay incluso anarco-capitalistas que se lo han tomado en serio, ideando un sistema privado de prisiones, donde los condenados trabajen para pagar las deudas compensatorias por sus crímenes. Esclavitud por deudas, si es que todo está inventado. Ello tendría efectos sobre la economía... ¿Para qué dar trabajo a personas libres si te lo hacen los esclavos? En el siglo XIX había una diferencia entre los estados de EEUU que permitían la esclavitud y los que no, y en los que la permitían había mayor pobreza entre los libres y menor desarrollo industrial.
Un sistema privado de prisiones aumentaría el paro y la miseria, con lo que aumentarían los delitos y la población esclava. ¿A qué espera Gallardón para proponerlo? ¡Liberalismo a tope!
08 diciembre 2012
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2 comentarios:
Hombre, sin haber llegado aún a lo que comentas, ya tenemos la mano de obra china, que se ha cepillado sus buenos puestos de trabajo occidentales y poniéndonos en plan J. Cameron, el desarrollo de los servicios en la web y el avance de la robótica de trabajo. Que se lo digan a los curritos de Foxconn que están fabricando ahora mismo a sus sustitutos...
Si es que sobra gente en el mundo, el madmaxismo va a llegar.
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