19 mayo 2015

La rama dorada (14)

Ingestión del dios

Hemos visto que el espíritu del grano es representado a veces en forma animal y otras en forma humana, y en ambos casos se le mata y come de forma sacramental. En algunas zonas de Europa estas tradiciones han quedado en comer una torta con forma humana hecha con los últimos granos recolectados.

Se recoge también una tradición estonia que decía que hay que morder hierro antes de comer pan hecho con el nuevo grano, a modo de hechizo que contiene el peligro mágico del espíritu de la mies. Siguen varias tradiciones sobre comer mijo en Japón y arroz en las Indias Orientales, para apoyar estas ideas sobre ingerir el espíritu del grano. Son ceremonias que dan un valor sagrado o mágico a su consumo. Los indios creek y seminolas se purifican con un purgante antes de tragar el nuevo grano, para que este no se contamine al contacto con la comida ordinaria que quedase en el estómago. También los católicos ayunan antes de la eucaristía.


Teofagia azteca

La costumbre de comer pan sacramentalmente como cuerpo de un dios era practicada por los aztecas antes de la llegada de los españoles. Dos veces al año hacían con masa de harina una imagen del dios Huitzilopochtli y la rompían en trozos que eran comidos por los adoradores. Sigue una descripción del rito a través del historiador Acosta.

La doctrina de la transubstanciación, de la conversión mágica del pan en carne, también era familiar a los brahmanes de la India, mucho antes del cristianismo.

Frazer decide explicarnos el proverbio romano "Hay muchos manii en Aricia". Nos dice que en Aricia se hacían unos panes con forma humana que los romanos llamaban mania, y también era ese el nombre de la abuela de los espíritus a la que dedicaban unas efigies de lana en la fiesta de la Compitalia. Según la tradición las efigies se dejaban para que se las llevasen los espíritus en vez de llevarse a las personas y eran sustitutos de una costumbre sacrificial anterior. Siguen comparaciones del uso de muñecos para engañar a espíritus. Frazer concluye que los muñecos no sustituyen a sacrificios humanos, sino que esa era su función desde el principio.

Magia homeopática de una dieta de carne

Al comerse la carne de un animal u hombre se adquieren las cualidades físicas y morales del animal o persona, y cuando esta es divina se adquiere una parte de esa divinidad.

Del mismo modo los indios norteamericanos se abstenían de comer ciertos animales si veían en ellos cualidades negativas, como la torpeza. Los caribes no comerían cerdo por si sus ojos se achican como los del animal, ni tortuga para no volverse pesados y estúpidos.

Los bosquimanos, sin embargo, hacen otro razonamiento y comen animales lentos a propósito. Creen que la pieza que cacen se puede ver influida por lo que el cazador lleve en el estómago, y que si han comido algo de pies veloces la pieza se contagiará de esa velocidad y escapará. No les darán corazón de chacal a sus hijos para que no se hagan tímidos como el chacal, pero les darán corazón de leopardo para que sean bravos.

Siguen varios ejemplos y alguna leyenda. Se nos dice que un indio norteamericano pensaba que el aguardiente debía ser un cocimiento de corazones y lenguas, porque le daba valor y le hacía hablar. Siguen varios ejemplos de canibalismo, sobre todo con enemigos muertos.

Finaliza con una reflexión más sobre lo absurdo de la eucaristía cristiana. "Cuando llamarnos al grano Ceres y al vino Baco —dice Cicerón— usamos una figura retórica vulgar; ¿puede imaginarse que haya alguien tan loco que crea que la cosa que está comiendo es un dios?"

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