25 febrero 2017

Los mentores de Hitler (2)

Karl Mayr

Junio de 1919. La Primera Guerra Mundial había acabado, y el capitán bávaro Karl Mayr, de 36 años de edad, había sido encargado a tareas de "Educación y propaganda" para la tropa.

Tras el intento de revolución comunista en Alemania que sucedió al triunfo de Lenin en Rusia, el ejército estaba muy preocupado por las ideas políticas de los soldados y las personas en general. Por ello a gentes como Karl Mayr se le encargan cursillos de "formación patriótica" a los soldados y utilizar a los más derechistas para espiar posibles simpatías comunistas a su alrededor. Uno de los soldados que atendía a sus cursillos, un tal Adolf Hitler, llamó su atención.

Hitler no menciona a Mayr en su autobiografía política de 1923. Se limita a comenzar el capítulo 9 del Mein Kampf con el párrafo:
Cierto día recibí de mi superior la orden de investigar la realidad en el funcionamiento de una organización de apariencia política que, bajo el nombre de Partido Obrero Alemán de los Trabajadores, tenía el propósito de celebrar una asamblea en los próximos días y en la cual hablaría también Gottfried Feder. Se me dijo que yo debía presentarme allí para después dar un informe acerca de aquella organización.
Así pues, el capitán Mayr fue quien puso a Hitler en contacto con lo que sería el famoso Partido Nazi en el futuro. Le encargó espiarles, pero Hitler decidió que eran lo que estaba buscando como vehículo para sus ideas, y tras dos días de meditarlo decide afiliarse.

¿Es culpable Karl Mayr de que Hitler se dedicase a la política? No, sus intenciones ya estaban claras. En el capítulo 8 ya menciona que entre el pequeño círculo de soldados que hacía ese "cursillo" surgió la idea de formar un nuevo partido político con los mismos principios que inspirarían al Partido Nazi, sólo que iban a llamarlo "Partido Social-Revolucionario". Pero antes de fundar uno nuevo encontró un pequeño partido, adecuado para sus fines.
...no habiendo transcurrido aún una semana, con gran sorpresa mía recibí una tarjeta en la que se me anunciaba haber sido admitido en el Partido Alemán de los Trabajadores y que, para dar mi respuesta, se me instaba a concurrir el miércoles próximo a una reunión del Comité del Partido. Ciertamente me sentí bastante asombrado de ese procedimiento de "ganar" prosélitos y no supe si tal cosa debía causarme enfado o provocarme hilaridad. Jamás se me había ocurrido incorporarme a un partido ya formado, puesto que yo mismo anhelaba fundar uno propio. Esa pretensión de afiliarme a un partido ni me había pasado por la cabeza.

Pero tal como salieron las cosas Karl Mayr tuvo bastante responsabilidad. No obstante, su relación con Hitler no parece haber sido positiva. En sus memorias Mayr contradice la versión de Hitler, dice que en realidad el general Ludendorff le encargó personalmente hacer que Hitler se uniera a ese partido y tomase el control. En 1925 se une al SPD, el partido socialdemócrata. Puede que también lo hiciese por orden de sus superiores.

Karl Mayr acaba formando parte de una fuerza paramilitar organizada entre el SPD y el partido de centro liberal, se dedica a labores de prensa y espionaje contra el Partido Nazi. En 1933 emigra a Francia, en 1940 es detenido por la Gestapo y acaba sus días en el campo de concentración de Buchenwald.

Así es, pasó de mentor a rival y víctima. Una advertencia para todos aquellos que hoy en día estén ayudando a formar un partido de "derecha patriótica" o el eufemismo que esté de moda. Vuestro nuevo líder puede que os liquide.

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