09 julio 2012

Muertes heroicas


Se dice que los antiguos egipcios estaban obsesionados con la muerte. Seguramente si ellos vieran nuestra sociedad pensarían que estamos obsesionados con ocultar la muerte y no pensar nunca en ella. En muchas personas esto alcanza cotas de neurosis y trastorno de evitación.

El humorista Bill Hicks ironizaba sobre la gente que hace deporte y no fuma... "¿Sabes qué? Pues al final te vas a morir igual. No te vuelves inmortal por no fumar." La mayoría de la gente evita los peligros como si la recompensa fuera la inmortalidad. Si siendo joven te metes en una pelea puedes morir joven, es cierto, pero si no te metes en esa pelea ¿Cual es tu recompensa? ¿El objetivo de tu vida es cumplir 90 años en un asilo, abandonado, físicamente impedido desde hace lustros y casi ciego, necesitando ayuda para limpiarte el culo? ¿Es ese el premio por sobrevivir? ¿Es lo más a lo que aspiras?

Esa es la sociedad en la que vivimos, y el que se desvíe un poco de esta actitud es señalado como un loco. Sólo en ciertas edades tempranas, con las hormonas bullendo y cuando los valores sociales no han sido todavía interiorizados, algunos chavales hacen locuras y son admirados por sus iguales.

En otras épocas y culturas se trataba de educar a los jóvenes de otra manera. Se les contaban historias guerreras para decirles que podían aspirar a una muerte heroica. La leyenda celta de CuChulainn, el sabueso del Ulster, nos cuenta que cuando este era pequeño un druida astrólogo dijo a los niños que si tomaban sus armas en cierto día morirían jóvenes pero serían famosos. Como suele pasar CuChulainn fue rápido a tomar las armas, mientras el resto ponían excusas. Del mismo parecer era Aquiles.

Cu Chulainn quiso morir de pie
aunque tuviera que atarse
En aquella época los celtas presumían de su valor yendo a la batalla sin armadura, casi desnudos. Los romanos achacaban tanto valor a que creían en la reencarnación. Seguramente tenía más influencia la presión del grupo y que los más valerosos serían objeto de atenciones femeninas que un cobarde nunca recibiría.

Los hunos sólo llevaban armadura en la parte de delante, llevarla en la espalda sería propio de cobardes que se llegaban a plantear la posibilidad de retirarse.

La educación y la "propaganda" hacían que la gente reaccionase de esa manera, que una persona racional de hoy día podría pensar que era "anti-natural" y propia de estúpidos, pero por otro lado al dar más oportunidades de reproducción a los más valientes el grupo mejoraba sus posibilidades de supervivencia en conjunto.

Desde un punto de vista biológico un grupo humano enfrentado a otro, siempre compitiendo por los recursos naturales, debería:

1- Impedir que luchen las mujeres y ponerlas a tener muchos hijos. Si una de ellas muere en combate el grupo pierde capacidad reproductora. Un hombre puede fertilizar a muchas mujeres, la tasa de fertilidad del grupo depende exclusivamente del número de hembras.

2- Promover el valor y la agresividad de los hombres. Que maten muchos enemigos y sean recompensados. Que las mujeres prefieran ser embarazadas por los valientes.

3- Que haya algunos hombres cobardes, por si los valientes se matan todos. Pero que nunca sean demasiados.

Recordemos a los espartanos. En las Termópilas marcharon hacia la muerte sabiendo que no iban a volver con vida, y de ese modo (gracias a la película "300") podemos enlazar estos puntos de vista anticuados con la modernidad del cine y el entretenimiento popular: Si bien el cine suele vendernos obras de ficción "que acaban bien" y en las que un héroe mata docenas de enemigos sin que estos puedan apenas herirle, también hay veces en que glorifica las muertes heroicas, las muertes que dan sentido a una vida.

Que suelen ser las muertes en batalla, en las que se mata a un montón de enemigos.

El cine es la forma actual de contar leyendas, sólo que caducan antes y su producción se renueva constantemente. Por la aversión moderna a la idea de la muerte triunfan las historias en las que sólo mueren los malvados y sobreviven los protagonistas. Una película planteada para que la juventud se aliste al ejército probablemente nos mostrará cómo los soldados patrios sobreviven a mil peligros. Quizás muera uno de ellos, para dar algo de dramatismo, y será recordado como un héroe y su familia no tendrá ninguna queja al respecto. Pero el protagonista sobrevivirá.

Morir matando siempre ha sido más digno que morir de vejez. Recordemos a los vikingos, que si morían con una espada en la mano tenían asegurada la entrada en el Valhalla, mientras que las uñas del resto de muertos se usarían para fabricar barcos que atacarían a los dioses cuando llegase el Ragnarok.

Para protagonistas que mueren es más agradecido el cine ambientado en el pasado lejano. Incluso hoy en día pueden triunfar estas historias de valor hasta la muerte. Al público le gusta ver espartanos dando su vida por proteger su tierra del invasor, y vikingos que se lanzan sobre el enemigo para cortar unas cuantas cabezas antes de caer despedazados.

Estas historias, ambientadas en la Antiguedad, tienen la ventaja de que el espectador no va a sentirse como un cobarde. Eran otros tiempos. Si nosotros hubiéramos nacido en esa época seguramente seríamos igual de valientes, pero es que hoy no hace falta.

Y los samurais. No sólo capaces de enfrentarse a cien enemigos, sino de suicidarse por honor. El cine, los videojuegos... Todos los medios glorifican la figura del samurai.

Sin embargo hay una figura muy mediática y muy dada a este tema de la muerte heroica, que aún no ha tenido el mismo reconocimiento que las figuras anteriores.

"Me espera el Valhalla"

El llamado "terrorista suicida" debería de tener el mismo reconocimiento que todos los ejemplos anteriores.

Pero no es así. ¿Por qué? En esencia estamos hablando de lo mismo que los vikingos, los espartanos, y los samurais. Morir matando. Valor en su máxima expresión. Heroísmo patriótico. ¿Por qué este caso no es reconocido mediáticamente? Pues por política, desde luego. El terrorista suicida puede actuar hoy en día, mientras que el vikingo, el espartano, o el samurai sólo aparecen en obras de ficción. Durante la Segunda Guerra Mundial la épica samurai no hacía ni pizca de gracia a los yanquis, y hoy hacen pelis de samurais con Tom Cruise.

En el fondo la violencia es violencia, y es la sociedad la que nos dice que una violencia es buena pero otra violencia es mala, siempre de acuerdo con unos intereses.

Eso es lo que hay que entender de la sociedad, de la violencia, y de las leyendas, medios de comunicación, y propaganda. Si James Bond actuase por su cuenta sería un terrorista, pero si mata para el gobierno es el bueno de la película. Es posible que dentro de 100 años la ficción histórica mundial nos muestre al terrorista suicida como un héroe que da la vida luchando contra el invasor, como un espartano. Será señal de que ya no ocurre en el mundo real.

2 comentarios:

dr dijo...

ES cierto que el terrorista suicida actual tendria que tener el mismo reconocimiento que sus antepasados vikingos y Espartanos.Pero creo que tienen una diferencia basica por la que precisamente no estan correctamente valorados : matan a los civiles que no poseen armas o formas de defenderse militarmente.Antiguamente eran ejercitos mas o menos militares con sus contrarios.Los terroristas suicidas ( sobre todo los de origen Islamista) matan lo que pueden, y no distingue entre mujeres,niños o hombres indefensos.Otra causa que es que lo hacen desde la sombra, es decir, en ningun momento avisa de su accion,cosa que no tiene el mas minimo honor a nivel de muerte heroica.

Doctor Zayus dijo...

Estaba pensando hacer más largo el artículo y reflexionar sobre esos temas, pero al final lo dejé.

Con respecto a las víctimas civiles; los vikingos eran saqueadores y violadores, los espartanos mataban a sus esclavos por deporte, y los samurais trataban a los campesinos como mierda.

Dados esos antecedentes, que por supuesto no suelen ser tratados en el cine cuando se trata de glorificar a estos guerreros, sigo pensando que la comparación con el terrorismo es acertada.

Y por supuesto, si se hiciera una película glorificando al terrorista suicida, también se ocultarían sus hechos menos heroicos y sólo los mostrarían matando a "los malos".