05 julio 2012

La rama dorada (5)

El peso de la realeza

Para un rey dotado de poderes sobrenaturales o que es un dios encarnado no todo es positivo. Se le hace responsable de las malas cosechas y de cualquier calamidad, que habrá ocurrido por ser negligente en sus funciones mágicas. Por lo tanto su vida está reglada por una serie de tabús.

Frazer nos pone como ejemplo al emperador del Japón, el Mikado. No puede tocar el suelo con sus pies, y su cabeza no debe ser iluminada por el sol. No puede cortarse el pelo ni las uñas, salvo mientras está durmiendo. Los platos en los que come son destruídos, pues si alguien comiera de ellos se le abrasaría la boca y la garganta. Tal es el poder divino que desprende su persona, que romper los tabúes pondría en peligro a otras personas o traería la guerra y calamidades al reino. A partir de ahí nos da ejemplos de reyes sacerdotales africanos, o de los zapotecas americanos.

Un rey sacerdotal podría ser depuesto y asesinado si no cumple. Si el rey es un dios, a él confían su defensa, y si no la acepta debe dejar el puesto a otro que la asuma. El rey vive acosado por una etiqueta ceremonial, privado de libertad, y su vida puede convertirse en una carga pesada y triste. Los antiguos faraones seguían un horario estricto tanto para sus deberes como para su vida diaria, y entre otras cosas las únicas carnes que podían comer eran de ternera y ganso.

De los tabús impuestos a los sacerdotes se citan los del Flamen Dialis, considerado la encarnación de Júpiter tras abolirse la monarquía. No podía montar a caballo ni tocar uno siquiera, ni llevar nudos en sus ropas, ni tocar harina de trigo o pan con levadura, ni tocar o mencionar una cabra, perro, carne cruda, habas y yedra... y un largo etcétera.

Frazer observa que tantos tabúes desaniman a las personas normales de optar al cargo, y los que lo aceptan quedan aplastados por su carga, de modo que el poder político real se transfiere a un valido. En el caso japonés, al Shogún. Pero también ha ocurrido esa división en partes de Africa y en el Timor. Claro que la otra manera de evolucionar políticamente es transferir las funciones mágicas a otro individuo, como el Flamen Dialis.

El alma

Para el salvaje los procesos de la naturaleza se explican porque alguien los produce, y del mismo modo los animales se mueven porque los anima un animalito pequeño dentro de ellos, y las personas se mueven porque tienen dentro una personita o animal que les mueve. La quietud del sueño o de la muerte indican que el alma ha salido del cuerpo. Y las almas son distintas según la persona, las hay grandes y pequeñas.

El alma puede escapar por las aberturas naturales del cuerpo, en especial nariz y boca. Cuando alguien estornuda se dice "Jesús" en algunas partes. Más desencaminados estaban los nativos de las islas Marquesas, que cuando alguien agonizaba le cerraban la nariz y boca para que no escapase el alma, y es de suponer que los asfixiaban. Se detallan varias ceremonias al respecto de proteger el alma para que no se extravíe del cuerpo, o para hacer que retorne preparando una comida que le agrade.

El alma del durmiente se supone que visita los lugares con los que está soñando, y que lo que está viendo ocurre realmente. Si sueña que ha estado pescando es porque su alma se ha ido a pescar. Pero esta ausencia del alma tiene sus peligros, pudiendo quedar atrapada y no saber regresar. Puede ser peligroso despertar a un dormido, pues tal vez su alma no tenga tiempo de volver y la persona caerá enferma. Todavía más peligroso puede ser cambiar de sitio al durmiente o alterar su apariencia, ya que el alma no sabría regresar.

También puede ser que en horas de vigilia el alma abandone el cuerpo. Algunas enfermedades se explican de esta manera y un curandero debe recuperar el alma y traerla de vuelta. Y hay brujos que se dedican a robar almas y cobrar a sus propietarios un rescate. El robo del alma se usa como medio para interrogar a criminales; si no confiesa no le será devuelta y morirá en poco tiempo.

El alma como sombra y reflejo

Hay brujos que pueden herir a una persona clavando un cuchillo a su sombra. A veces no se la considera el alma, pero sí una parte más del cuerpo, y actuando sobre ella se actúa sobre el cuerpo.

Algunas sombras traen mala suerte. Está muy extendido el temor del hombre a la sombra de su suegra, pudiendo llegar a morir de terror por un contacto casual. En algunas tribus se prohibe hablar o mirar a la suegra.

El tamaño de la sombra puede estar asociado a la fuerza del individuo, de modo que en mediodía su sombra y sus fuerzas caen al mínimo (vale, también puede ser por el calor). También han habido casos en los que en vez de sacrificar un animal antes de construir un edificio, se haga pasar una sombra por los cimientos. Sale más barato, desde luego.

La imagen reflejada en un espejo o en el agua puede ser el alma, y está fuera del cuerpo. Un cocodrilo podría matar a una persona arrastrando su imagen al fondo del agua, y hay espíritus en lagos que matarán a quien se asome a ellos. Tal vez el mito de Narciso, que murió por ver su imagen reflejada, no fuera por enamorarse de su imagen sino por obra de un espíritu acuático.

En algunas casas se cubren los espejos después de que alguien haya muerto. Las almas de los vivos podrían verse atrapadas por el alma del difunto, que ronda la casa hasta el entierro, al verse reflejadas. Cuando alguien está enfermo también es aconsejable tapar los espejos de su habitación, y es conocido que las fotografías también podrían atrapar el alma, o así lo creían desde los esquimales hasta griegos y escoceses.

A partir de aquí el libro vuelve al tema de los tabúes y se convierte en una larga lista de ejemplos: Tabúes sobre el contacto con extranjeros (que pueden conocer hechicerías), sobre comer y beber (al abrir la boca el alma peligra), sobre la cara descubierta, sobre la salida de casa, sobre los restos de las comidas (se piensa que se mantiene la unidad entre el contenido del estómago y la parte que no se ha comido; y si dos personas comen juntas no se podrán dañar mágicamente entre sí), reyes y jefes que son tabú en sí mismos porque su poder causaría daño a los mortales, enterradores tabuados, tabús de la mujer menstruante y parturientas, guerreros tabuados (aquí se cita el pasaje de la Biblia sobre que los soldados deben llevar una pala para enterrar sus excrementos, no sea que el enemigo los obtenga y les haga brujería), homicidas tabuados, cazadores y pescadores tabuados, tabú del hierro, tabú de las armas, tabú de la sangre, tabú de la cabeza, tabú del pelo (cortarle el pelo a un rey godo equivalía a destronarlo) y de las uñas, tabú sobre nudos y anillos, etc.

Es una parte interesante pero larga de explicar, así que me la voy a saltar en este resumen. En el próximo artículo volveremos sobre el tema del asesinato ritual del rey divino.

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