29 marzo 2017

Comiendo fantasía

Si hace unos años ya escribí sobre las historias basadas en hechos reales, ahora, con la lectura de un ensayo sobre Lovecraft me animo a seguir con el tema que dejé esbozado entonces; los frikis que quieren olvidarse del mundo real. Y esto viene a cuento por la tesis inicial del ensayo ("HP Lovecraft: Contra el mundo, contra la vida" de Michel Houellebecq), esto es, que Lovecraft decidió dejar fuera de su obra la vida real para ir al grano de ofrecer al lector los sentimientos de la maravilla y el pánico. Pero no hablemos más de autores, sino de consumidores...

Así pues, recordando mi artículo, me pregunté si de verdad existían esos frikis que rechazan el mundo real para sumergirse en fantasías sin relación con lo mundano. Si eran muchos o pocos, si eran más o menos que los que rechazan la fantasía por sistema y exigen "hechos reales" y son estafados en consecuencia puesto que ninguna obra puede ofrecer la realidad. O si al igual que estos, que en realidad sólo quieren consumir un determinado tipo de apariencia de realidad, sólo consumirán un tipo de fantasías y sentirán rechazo hacia otras.

Demasiadas preguntas, que evidentemente no pueden ser contestadas... Aunque me parece que sí, que el consumidor de fantasía suele preferir un nicho de mercado concreto. Cuando ustedes vean un grupo de frikis, tal vez amistades de ustedes, discutiendo sobre obras de ficción literaria (y estén hablando de sus magos y sus elfos) prueben a preguntarles si han leído algo de Dostoievski o un autor clásico de nivel semejante. Sí, es un troleo, pero ustedes me entienden lo que quiero decir.

Por otro lado tengo la sensación de que hoy en día la cultura de los frikis es menor que hace, por ejemplo, veinte años. No quiero generalizar ni se trata del típico lloro pureta de que "en mis tiempos todo molaba más". Pero tengo la sensación de que antes para cualificar como friki había que leer unos cuantos libros y hoy en día basta con ver alguna serie de TV para colgarse la etiqueta. Que no es una queja, allá cada cual con sus gustos, pero sí es una bajada de exigencias. Por otro lado ese mayor número de individuos asegura una mayor visibilidad y tolerancia a la tribu urbana.

¿Realmente se puede hacer fantasía sin mezcla de realidad en sus ingredientes? Yo creo que no, pero lo que cuenta es la percepción de los consumidores. Ellos son los que juzgan unas obras como "realistas" o "fantásticas" y eligen consumir exclusivamente las segundas. Pero para mi la ficción es valiosa en cuanto que nos habla de nosotros mismos, de nuestra realidad. Eso se aprecia más en lo que se llama "Ciencia-ficción" que en lo que se llama "Fantasía".

Otras personas pasarán totalmente de la reflexión y buscarán sólo el escapismo. ¿Debemos juzgarles por ello? O sea, en plan "Seguro que sus vidas son una mierda y por eso necesitan evadirse". En realidad la mayoría de la gente necesita escapismo, el día tiene una serie de tensiones y llegamos a casa sin ganas de pensar. Unos se ponen a ver una serie o una película, otros leen, otros ven Gran Hermano o similares.

Y en mi opinión las personas que rechazan el drama realista "porque mi vida ya es una mierda y no quiero ver las mierdas de los demás" se están perdiendo una oportunidad de catarsis que les haría bien psicológicamente.

Hasta aquí mi estudio sociológico de aficionado. Y un último consejo: Abran sus mentes un poco, tanto si son del grupo que sólo quiere consumir cosas realistas como del grupo fantasioso.

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