27 enero 2019

La rama dorada (22)

Hemos visto, en el artículo anterior, cómo se asocia la vida del roble a la presencia de muérdago. Para matar al dios-roble hay que arrancar el muérdago, y después quemar el árbol, el cual sería invulnerable al fuego si no se le hubiera arrebtado primero el parásito.

La idea de que la vida de un ser pueda estar situada fuera de su cuerpo es algo habitual en la mentalidad primitiva.

El alma externada y los cuentos populares

Frazer nos dice que los cuentos nos transmiten ideas supersticiosas que en aquellos tiempos eran corrientes, por extrañas que nos parezcan ahora.

En un artículo anterior [La rama dorada (5)] vimos que se pensaba que el alma puede salir del cuerpo y retornar. Es peligroso que el alma sufra daño durante esa escapada, pero si de algún modo se puede proteger al alma... El cuerpo podría ser invulnerable, ya que su vida no está físicamente en él sino en otro lugar.

De ahí el cuento noruego de "el gigante que no tenía corazón en su cuerpo" y varios otros que siguen el mismo patrón: Un brujo, gigante, o criatura mágica, es invulnerable e inmortal porque tiene su alma guardada y oculta en un lugar secreto, pero tiene secuestrada a una princesa que le sonsaca el secreto y se lo revela a un héroe que descubrirá ese lugar y destruyendo el alma o vida de la criatura matará simultáneamente al enemigo.

Sigue un repaso a estos cuentos, como el del mago Punchkin que tenía su vida en un loro, el rey Ravana que la tenía guardada en una caja, el griego Meleagro que moriría cuando ardiese una rama, y el ruso "Koshchei el Inmortal" que la guardaba en un huevo. En el caso del gigante noruego la historia también acaba cuando el héroe encuentra el huevo donde tiene escondido el corazón y lo aplasta.

En el Egipto antiguo, el cuento de "Los dos hermanos" (escrito bajo el reinado de Ramsés II), describe como uno de los hermanos hechizó su propio corazón y lo colocó en la flor de una acacia, cuando esta fue cortada cayó muerto. Pero resucitó cuando su hermano encontró la flor y la depositó en una copa de agua fresca.

En un poema tártaro un héroe tiene un anillo de oro donde ha depositado la mitad de sus fuerzas, al ponérselo en la boca durante un combate adquiere fuerzas renovadas. Un jefe de Sumatra no podía morir si no le arrancaban un pelo donde tenía todo su poder. Otras leyendas tienen la vida ligada a un pájaro o un gato. Una leyenda de los navajos habla de una mujer que podía sacar sus órganos vitales del cuerpo antes de una batalla y recuperarlos después.

El alma externada en objetos inanimados

En las islas Célebes un sacerdote puede reunir dentro de un saco las almas de una familia que cambia de casa, momento en que hay varios peligros sobrenaturales. Cuando una mujer está de parto un mensajero entrega al doctor un objeto de hierro que representa el alma de la parturienta, y se lo retorna cuando ha pasado el peligro.

Siguen relatos sobre almas guardadas en amuletos, y sobre la fuerza que reside en el cabello (como en la leyenda de Sansón). En Europa se creía que los poderes diabólicos de brujas y hechiceros residían en su pelo y se les rapaba antes de entregarlas al verdugo. Lo mismo se pensaba en la India y entre los aztecas.

El alma externada en las plantas

En algunos cuentos la vida de una persona depende de una planta y si se marchita pronto le llegará la muerte. En algunos lugares fue costumbre plantar un árbol cuando nacía un niño. En otros, para curar la hernia u otras dolencias de un niño se le pasa a través de la hendidura de un árbol, y se piensa que a partir de entonces hay una relación entre el árbol y la salud del niño.

El alma externada en animales

Entre los yakutas de Siberia se cree que los chamanes tienen su alma, o una de sus almas, oculta dentro de un animal. Cuando el animal muere así muere el chamán, y estos animales pueden luchar entre ellos. Creencias similares están extendidas en África Occidental, los hechiceros intercambian sangre con un animal y eso les da mayores poderes y ligan su vida a la del animal.

En Calabar hay un lago sagrado cuyos peces son cuidadosamente conservados por la gente que cree que sus almas están alojadas en los peces y por cada uno que muera morirá una persona. Un viejo cocodrilo se decía que contenía el alma de un jefe.

Si un cazador mata un animal y al mismo tiempo muere una persona, es posible que tenga que compensar a la familia de la persona fallecida.

Sigue un repaso a los animales totémicos de clanes australianos, y que algunas tribus pueden haberse resistido a revelar a los extraños que su vida está ligada a un animal, pues eso sería confiarles el secreto de su destrucción.

Se describen rituales de iniciación en los que se extrae y recupera el alma del iniciado.

...Y así, estamos a punto de concluir el libro.

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