04 marzo 2011

¿Nos dirigimos hacia una nueva Edad Oscura? (1)

Se acerca el Apocalipsis, hermanos!! ¿Estamos actualmente en una situación parecida a la del colapso del Imperio Romano? Es obvio que hay muchas diferencias y que hablar de un fin de la civilización es un tópico lleno de inexactitudes que se pone de moda de tanto en tanto. ¿Podría llegar una Edad Oscura a pesar del desarrollo tecnológico? ¿Se están sentando las bases de un nuevo sistema feudal a partir del capitalismo salvaje?

Hay quien dice, como Byron, que el mejor profeta del futuro es el pasado. Para entender de qué estamos hablando vamos primero a hablar de cómo se pasó del Imperio Romano a la Edad Media. Todo lo siguiente está escrito de memoria y con evidentes limitaciones de espacio, pero hay abundante literatura al respecto para todo aquel que tenga una biblioteca cerca de casa y se aburra viendo la tele.


El Imperio Romano.

Roma era una república gobernada por una oligarquía de nobles que se hacían llamar Senadores y se reunían para tomar decisiones de gobierno. Los senadores no querían un rey por encima de ellos, y cuando Julio César consiguió acumular un poder que consideraban excesivo un grupo de senadores se confabuló para asesinarlo antes de que se proclamase rey. Sucesivas guerras civiles colocaron en el poder a su ahijado Octavio Augusto, que se hizo nombrar emperador, gobernando por encima del Senado gracias al poder que tenía sobre el ejército, y presentándose como representante del pueblo frente a la aristocracia (en plan populista y gastando su dinero en agradar a la masa).


El emperador no era un rey, el cargo podía ser heredado por cualquier militar al que el Senado considerase más capacitado (presionado para ello por el emperador en activo, o por el militar aspirante), pero con el tiempo aparecieron varias dinastías en las que el hijo heredaba del padre. También hubieron guerras civiles, por ejemplo tras la muerte de Nerón, pero sólo enfrentaban a las legiones fieles a un general y no se dirigían contra los civiles. Hasta que llegamos al siglo III, cuando el Imperio entra en un período de guerras internas que dura varias décadas y acaba forzando a que la misma Roma se dote de murallas, algo impensable en los siglos anteriores. Esta etapa acaba con Diocleciano, quien instaura un régimen más parecido a una realeza oriental.

Las batallas y las dinastías quedan bien en los libros de Historia, pero la mayoría de la población estaba en otras cosas. Comenzando el siglo V había un soldado romano por cada 400 habitantes. La expansión hacia Asia estaba frenada por los partos primero, y por los persas después. Casualmente el que ambos imperios entrasen en guerras internas al mismo tiempo impidió que uno de ellos pudiera derrotar al otro.

El Imperio Romano tenía una red de escuelas públicas, donde la mayoría de la gente podía aprender a leer y escribir. Los pudientes podían además pagar un profesor particular para sus hijos, o incluso comprarlo. El latín era la lengua común que unificaba los territorios, aunque muchos de ellos tenían su lengua propia y el griego era el idioma preferido para la cultura. Tenían un buen sistema de comunicaciones, conocían lo básico sobre tierras lejanas, compraban seda de China y recibían misioneros budistas. El estado daba subsidios a la población de modo que en las ciudades había bastante gente que no tenía que trabajar para comer todos los días, y les daba entretenimientos gratuitos. Había alumbrado público, casas de baños, acueductos, cuerpo de bomberos, etc.


La religión oficial era inclusiva de cultos extranjeros. Los dioses eran los mismos, pero con distintos nombres en cada cultura. Bajo la interpretatio graeca se asumía que Júpiter era el Zeus romano, y Donar el Hércules germano. Se exigía el culto imperial como elemento unificador, esto es, el reconocimiento al espíritu del emperador. El judaísmo primero y el cristianismo después chocaron contra este esquema y se convirtieron en elementos extraños que no aceptaban este sistema plural.


La tecnología había llegado a crear una máquina de vapor, pero al tener esclavos la economía romana no tenía demanda de máquinas y el invento se quedó en una curiosidad científica. Quizás si no hubiesen habido esclavos se habrían adelantado a la Revolución Industrial, pero nunca lo sabremos. Por otro lado tenían ingenios mecánicos con ruedas de relojería, que se usaban para hacer calendarios astronómicos. La mobilidad social era alta, se podía empezar como esclavo y acabar siendo libre y rico, y un soldado de origen humilde podía llegar a emperador. Sin embargo seguían existiendo familias senatoriales que acumulaban tierras y oro.


La cuidadanía romana (que en un principio era hereditaria y luego se otorgaba a los legionarios bárbaros que habían servido a Roma) se hizo extensiva a todos los habitantes del Imperio a principios del siglo III, por razones económicas, y tal vez eso evitó su hundimiento durante las guerras internas. Los romanos tenían abogados, préstamos, pagarés, impuestos... Diocleciano reformó el sistema monetario y promulgó un edicto de precios. Del antiguo sistema patriarcal se había llegado a un estado de casi igualdad entre mujeres y hombres, y tolerancia de los vicios privados.

En conclusión, con sus luces y sombras, podemos decir que el Imperio Romano era una época bastante buena comparada con lo que hubo antes y lo que vino después, en términos tales como esperanza de vida, alimentación, grado de libertad, y acceso a la cultura. Pero el sistema entró en crisis, y así lo veremos en el próximo artículo.

Mejor que Gladiator

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscura no...negra.

Bancario Sectario dijo...

Buff... qué canguelo!. Eso sí, puede que internet sea de lo poco que no entra en la ecuación... bendito sea!

Doctor Zayus dijo...

El punto de partida actual no es el mismo de entonces. A ver si cuando acabe de exponer el asunto llegamos a algunas conclusiones. Lo estoy escribiendo sin tener muy claro cómo va a quedar.