En el tercer episodio de la serie viajaremos a Okinawa para aprender Karate. Jason y Bill se entrenarán para luchar contra un cinturón negro kyokushin. El combate será kumite, sin protecciones, no se permiten golpes a la cabeza si no son patada. Y os adelanto que por fin veremos luchar a Bill.
En la parte de Historia nos hablan de que el karate de Okinawa nace mezclando el kung-fu chino con el jiu-jitsu japonés. Los japoneses conquistaron Okinawa en 1609, y a partir de ese momento se va volviendo un estilo más nipón. Jason y Bill se prueban uniformes de karateka hechos a medida, y observan que provienen de los usados en judo pero más funcionales y flexibles. El uso de cinturones de color también proviene del judo.
En la ciudad de Naha hay 122 dojos donde enseñan karate. La ocupación norteamericana tras la Segunda Guerra Mundial hizo que este estilo se extendiera por los EEUU y resto del mundo, teniendo más de 50 millones de practicantes en la actualidad. Esto hace que sea un estilo un tanto masificado y que se practique de forma light por niños, pero aquí veremos su lado más auténtico y brutal.
Comienza el entrenamiento en un dojo. Ensayan una patada lateral al muslo. La patada tiene que subir y luego bajar para golpear con más potencia. Luego practican otra patada a la parte interna que puede hacer temblar la rodilla. Y siguen con una patada a la cabeza que ensayarán con protecciones.
La segunda parte la vivirán en un castillo samurái, con un montón de estudiantes haciendo katas en los jardines. La filosofía del kata es que el cuerpo recuerde los movimientos sin pararse a pensar. Aquí la primera técnica que aprenden es la del bloqueo; cómo usar el antebrazo para bloquear haciendo daño al atacante. Y la segunda será el famoso puñetazo rotatorio; girar el puño mientras se ataca aumenta la fuerza del golpe. Un puño recto empuja, un giro hace que pueda romper una costilla. Pero hay que saber hacerlo bien. Y para ello practicarán con un madero vertical al que han enrollado una cuerda.
Ahora viajan hasta Zasimi Gusuku. Otro castillo y otro maestrillo. Este practica el "Iron body training", que suena a recibir muchos palos. La resistencia física puede ser clave para vencer un combate.
Después de encajar unos puñetazos entrenan la fuerza de los dedos sujetando tinajas de 7 kilos. El maestro rompe dos tablas juntas con los dedos. Los tiene un poco raros, la verdad, grandes y medio torcidos, pero con ellos puede hacer tanta presión como para partir la madera. Bill está seguro de que este tipo podría matar a alguien con ese golpe. Tanto Bill como Jason tratan de partir una sola tabla con los dedos y gritan como niñas sin conseguirlo.
Comparemos una mano normal con una mano entrenada.
La normal es de Jason, la grande de un maestro bastante más bajito que él.
Siguiente técnica, golpe al cuello con la parte interior del antebrazo, el kote uchi. Nos dicen que es tan poderoso como un bate de baseball. Es más, el maestro rompe un bate con esa técnica, lo que deja flipando a Jason y Bill.
Vuelven a Naha para conocer a uno de los maestos más grandes, Morio Higaonna Sensei, que les enseñará lo que va más allá del karate como deporte. Comienzan con meditación y respiración. Luego el maestro se lanza a golpear una roca. Sí, habéis leído bien, golpea con fuerza una roca. Sus manos son tan duras que no le duele. Tiene casi 70 años y los huesos de sus manos han tenido tiempo de hacerse bien gruesos.
Jason y Bill se entrenan con algo que parecen planchas de piedra, para fortalecer al agarre de los dedos, y luego golpeando varillas de bambú. Después hacen movimientos con un peso de hierro. Es digno de verse en directo, no voy a poner tantos fotogramas. Completan esta fase entrenando una forma de detener patada enemiga y tirar al suelo al rival, en plan autodefensa. Y un cursillo rápido de puntos vitales y energía.
Kumite
Bill insiste en ser el que luche contra el cinturón negro. Un round de tres minutos, y una prórroga de un minuto si no ha habido vencedor. Si los dos siguen en pié al final será empate.Lo que vemos a continuación es una serie de puñetazos al pecho y patadas a las piernas a toda prisa. Bill consigue que el rival pierda el equilibrio y caiga. Pero la lucha sigue. El rival se dedica a castigarle las piernas con patadas bajas. Bill se concentra en darle puñetazos al pecho y uno se le escapa a la cara. El árbitro amonesta y prosigue el combate. El asalto acaba cuando a Bill le empiezan a fallar las piernas.
La prórroga consiste en aguantar el chaparrón. Y al final llega el ansiado empate. Bill tiene algo de sangre en un puño y le ha manchado el traje al rival.
No hay comentarios:
Publicar un comentario