Alrededor del año 1000 el califa de Egipto, Al-Hakim, pasó a la Historia por sus excentricidades. Algunos le acusan de haber provocado las Cruzadas por mandar demoler una iglesia, y otros dicen que llegó a considerarse la encarnación de Dios. La religión oficial del califato era el ismailismo (que es una facción del chiísmo). Una facción ismailita con tendencias místicas y gnósticas ganó el favor del califa y comenzó una nueva predicación en 1017 coincidiendo con un edicto de libertad religiosa; esta facción fueron conocidos más tarde como los drusos. Un hereje entre los drusos apoyó la divinidad de Al-Hakim, pero los drusos no créen en tal cosa, aunque lo respetan y dicen que algún día regresará.
Al-Hakim desapareció misteriosamente, y su hermana se hizo con el poder. Los drusos fueron perseguidos y asesinados, hasta que a la muerte de esta regente volvieron a ser tolerados. Al poco decidieron dejar de admitir conversos, y todos los drusos de hoy en día son descendientes de los de entonces. En tiempos de la Cruzadas se ganaron el respeto de los suníes por luchar con valor contra los invasores europeos. Sin embargo al ser una minoría tuvieron que soportar alguna época de intolerancia; así que adoptaron la costumbre de ocultar sus creencias y hacerse pasar por la religión mayoritaria del lugar donde vivan, sea la que sea.
En 1860 hubo un conflicto en Líbano, ese país con más de 15 comunidades religiosas diferentes. La dinastía gobernante se convirtió al catolicismo y fué quitando privilegios a los drusos, mientras que estos se aliaron con los británicos y facilitaron la llegada de misioneros protestantes, mientras que los católicos libaneses se aliaron con los franceses y estos acabaron invadiendo el país. El conflicto típico de la región, con muchas facciones. La guerra acabó con Líbano siendo una autonomía del Imperio Otomano con un gobernador cristiano, situación que se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial.
Las creencias de los drusos se dividen en exotéricas y esotéricas, y para conocer las segundas hay que ser un iniciado. Los iniciados pueden ser hombres o mujeres, y se calcula que son una quinta parte del total de creyentes. No fuman, no beben alcohol, y no comen cerdo. Rechazan la poligamia y créen en una especie de reencarnación. Son alrededor de un millón en todo el mundo; la mayoría viven en Siria y Líbano, y unos pocos millares en Israel y Jordania.
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