"Incordie a Jack Barron", de Norman Spinrad. Una novela escrita en 1969 que creo que debería convertirse en película, que podría ser rodada en España.
La novela está ambientada en EEUU, por supuesto, en un futuro indeterminado a partir de la fecha de escritura, pero en el que resuenan ecos de los 60. Jack Barron, conocido en el pasado por defender los derechos civiles, es el presentador del programa de TV más visto del mundo; un programa que se basa en que los telespectadores le incordien a él con sus quejas para que él incordie al objeto de esas quejas y haga justicia. El programa se realiza por medio de videoteléfono y todos se ven las caras. Aunque, claro está, Jack Barron ya no es el luchador que era en su juventud sino que se ha acomodado bastante bien en el Sistema.
Un día llama al programa un hombre negro que sospecha que está siendo discriminado racialmente por una empresa de criogenia. Esta empresa, como algunas que existen en la realidad de hoy (no sé si en 1969), se dedica a congelar a los muertos que se lo puedan permitir económicamente para que en un futuro la ciencia los resucite y les de la inmortalidad. El director de esta empresa es un nuevo Mesías que promete el Paraíso a quienes puedan pagarlo. Sólo él tiene el poder para hacerlo realidad, y decidirá quién vive para siempre y quién morirá para siempre. Y tiene comprados a los políticos del partido gobernante, mientras que la oposición propondrá que la inmortalidad sea para toda la población.
A partir del enfrentamiento entre Jack Barron y el magnate se inicia una conspiración política en la que los otros dos partidos que pueden aspirar al gobierno quieren que Jack sea su candidato, mientras que la empresa de criogenia también querrá comprarle. Y ellos pueden ofrecer la inmortalidad como pago.
La novela está muy bien escrita, sin cortarse en ningún tema, y llena de acidez contra la política. Norman Spinrad es un genio. Alejandro Amenábar ya tocó el tema de la criogenia en Abre los ojos. Se puede hacer ciencia-ficción sin muchos efectos especiales ni presupuesto. Sólo hay que echarle huevos y adaptarla a España. Ahí queda la propuesta. Y si no, que la hagan los yanquis, pero que la haga alguien y la hagan bien.
"El día más triste de tu vida no es el día en que decides venderte. El día más triste de tu vida es cuando decides venderte y nadie quiere comprarte."
06 diciembre 2009
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