03 diciembre 2009

Periodismo y crimen

A finales de los años 90 la delincuencia bajó mucho en EEUU.

Desde los 60 que no paraba de subir. En los 80 estaba en niveles altísimos, y el cine se hacía eco de ello con películas como Robocop que pintaban un futuro catastrófico: Si no paraba de subir no había motivos para pensar que en el futuro hubiera menos crimen.

Y entonces, de repente, empezó a bajar. Y no un poco, sino a niveles que no se veían desde los 60. Las causas en el siguiente post. La caída era tan grande que la gente común debería de percibirla. Es decir, si de un año para otro la tasa de delincuencia cae un 10% es algo que por lógica la gente debería de comentar en la calle, que se siente más segura, ¿no? Es que no hablamos de un 1% que a lo mejor apenas se nota.

Sin embargo, durante esos años 90 los informativos de TV aumentaron el tiempo dedicado a informar de sucesos y crímenes. Tele-realidad, cámaras siguiendo a policías en acción, ya sabéis. Hay apuntes de ello en Bowling for Columbine.

Consecuencia: En todas las encuestas la gente decía que la delincuencia seguía aumentando y que se sentía más insegura. No tengo las cifras exactas de estos datos reales, y es una pena, pero estoy seguro de que en el hipotético caso de que si de un año para otro la delincuencia bajase a la mitad pero la TV doblase el tiempo que le dedica a los sucesos las encuestas afirmarían rotundamente que la delincuencia ha aumentado al doble.

Ahora un caso español publicado en prensa:


Estos datos figuran en las conclusiones del estudio "Comportamiento antisocial y percepción y realidad de la delincuencia en España", encargado por la compañía de seguridad ADT.

Según este estudio, cuando a los valencianos se les pregunta por las tres comunidades más inseguras, el 70,7 incluye a Madrid, un 44,9% a Cataluña y un 38,8 a Valencia, (...)   los datos oficiales de 2007 -en 2008 han mejorado notablemente- colocan a la Comunitat Valenciana como la segunda de España en tasa de criminalidad, concretamente 32,4 delitos por cada mil habitantes, sólo superada por Baleares.

Los responsables del estudio aseguran que todas las autonomías tienden a verse a sí mismas como las peores y señalan la contradicción que existe en la percepción general sobre las tres autonomías más inseguras. A Baleares, que es la que tienen la criminalidad más alta, los españoles la ponen la última. Y respecto a la Comunitat, que es la segunda, sólo un 25% la coloca entre las tres primeras. Por contra, la Comunidad de Madrid es la más señalada por todos los encuestados cuando la realidad es que es la cuarta en criminalidad.


La explicación está muy clara; se informa más de lo que ocurre en Madrid y Barcelona que de lo que ocurre en Baleares. Y en cada comunidad se informa más por medios locales de lo que ocurre en la propia comunidad.

Admitámoslo. No conocemos la realidad más que por nuestros sentidos; la vista, el oído, etc. No vemos todo lo que ocurre en todo el mundo a todas horas, sólo vemos una pequeña parte, y si la TV nos muestra una versión de los hechos nos creemos que lo hemos visto todo y que hasta hemos estado allí presentes. Y por muy listos que nos creamos no somos inmunes a esto.

Otro ejemplo; encuesta del CIS. Lo que más preocupa en la última encuesta es el paro, lo segundo la economía. A mucha distancia en el tercer y cuarto puesto tenemos terrorismo e inmigración. Pero luego, al preguntarle a cada encuestado lo que le afecta resulta que no aparece ni lo tercero ni lo cuarto. Esto nos indica que si existe esta diferencia es porque lo que preocupa es lo que más sale en la TV, aunque la realidad cotidiana sea otra.

Muchos periodistas tienen el objetivo de hacer que la gente piense de determinada manera, en lugar de contar la realidad. Los datos nos dicen que España tiene una delincuencia por debajo de la media europea, pero algunos periodistas nos dicen que España es el paraíso de las mafias y que toda Europa viene aquí a delinquir porque les sale barato, y hablan como si fuesen expertos en las leyes de todos los países del mundo. O no tienen los datos o mienten a propósito.

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